Por el sacrificio
De GuildWiki2.es
Este libro se encuentra en el Sótano del Priorato de Durmand.
Texto
Por el sacrificio de Evennia de la Hoja Brillante
- Un humano yace en el altar del sacrificio, los braseros del Manto Blanco emiten un brillo demoníaco. Los mursaat no tocaban el suelo sino que levitaban sobre él como si fueran demasiado buenos para nuestra tierra.
- Cuando todavía éramos reclutas, mis compañeros y yo ya nos habíamos adentrado en la Selva de Maguuma para hacernos notar. Vi a los mursaat flotar hasta el cautiverio. Teníamos la orden de esperar.
- Rodearon a su víctima y de ella salieron unos llantos llenos de terror. Entonces lo vi, el cetro de Orr se elevaba alto y centelleaba bajo la luz de la luna. "¡Tenemos que actuar ahora!". Miré a nuestro teniente. ¿Qué estamos esperando?".
- Nuestro teniente nos lanzó una mirada de aviso. Iban a matar a su prisionero y permanecíamos a la espera. No lo entendía.
- El hombre produjo un grito lleno de dolor. Pensé que era el sonido de su alma desgarrándose del cuerpo. Agarré mi arma con fuerza para no gritar al unísono. Ya era tarde, el hombre estaba muerto.
- Una onda de euforia invadió el Manto Blanco y sus dioses grotescos. Cayeron en el caos y bajaron al vigilancia.
- Mi teniente alzó su arma y dijo: "Saber cuándo sacrificar a uno por el resto nunca es sencillo, pero hoy la Hoja Brillante refulgirá con la sangre de los asesinos. ¡A la carga!".
- Mi teniente alzó su arma y dijo: "Saber cuándo sacrificar a uno por el resto nunca es sencillo, pero hoy la Hoja Brillante refulgirá con la sangre de los asesinos. ¡A la carga!".
- Una onda de euforia invadió el Manto Blanco y sus dioses grotescos. Cayeron en el caos y bajaron al vigilancia.
- El hombre produjo un grito lleno de dolor. Pensé que era el sonido de su alma desgarrándose del cuerpo. Agarré mi arma con fuerza para no gritar al unísono. Ya era tarde, el hombre estaba muerto.
- Nuestro teniente nos lanzó una mirada de aviso. Iban a matar a su prisionero y permanecíamos a la espera. No lo entendía.
- Rodearon a su víctima y de ella salieron unos llantos llenos de terror. Entonces lo vi, el cetro de Orr se elevaba alto y centelleaba bajo la luz de la luna. "¡Tenemos que actuar ahora!". Miré a nuestro teniente. ¿Qué estamos esperando?".
- Cuando todavía éramos reclutas, mis compañeros y yo ya nos habíamos adentrado en la Selva de Maguuma para hacernos notar. Vi a los mursaat flotar hasta el cautiverio. Teníamos la orden de esperar.
